El diván de Becca

Auténtica. Arrebatadora. Adorable. Y estos son sólo algunos adjetivos y comenzando por la primera letra del abecedario, pues si sigo... Vale, queda claro que Becca, la protagonista de El diván de Becca de Lena Valenti me ha "robado el corazón", literariamente hablando. 

Resumen

Tras varias exitosas intervenciones en Gran Hermano como psicóloga de apoyo a los concursantes, y convertida en trending topic en Twitter, el director de la productora le ofrece a Becca Ferrer la oportunidad de su vida: un programa propio con el que recorrerá España tratando fobias inverosímiles y extremas con sus sorprendentes métodos. Se trata de El diván de Becca. 

Al mismo tiempo, su novio decide cortar la relación tras cinco años juntos. Destrozada, Becca ve en el programa la ocasión dorada para huir de la tristeza y comenzar de nuevo. Lo que no esperaba era sentir esa atracción tan poderosa hacia un hombre rudo, borde y perdonavidas... el único capaz de salvarla del peligro que se cierne sobre ella. 

¿Que le pasa a Becca? Quizá tanto tratar fobias ajenas ha hecho que olvide que con el amor no se juega...

Impresiones

Ojala los días tuviesen 48horas. O trabajase menos por el mismo sueldo. Lo mismo me da. El caso es que a mis días le faltan horas para leer todo lo que me gustaría. Y a veces pasa que voy dejando en el olvido libros por falta de tiempo y cuando al fin llego a ellos y los devoro casi de una sentada solo puedo preguntarme... "¿Cómo ha podido pasar tanto tiempo? ¡Si es fántastico!" Si, exactamente es lo que me ha pasado con esta trilogía de Lena Valenti. Pero vayamos por parte... Hoy os cuento mis impresiones sobre El diván de Becca. 

Rebecca forma parte del grupo de psicólogos del conocido reality Gran Hermano. Sus métodos son algo "cuestionables" pero muy, muy efectivos. Pronto estas técnicas peculiares comienzan a llamar la atención entre los espectadores, llegando incluso a ser virales en las redes sociales. Su éxito no pasa desapercibido para su jefe que le propone un nuevo espacio televisivo, a su medida. Así es como El diván de Becca comienza su andadura. Acompañada por dos cámaras y una estilista y maquilladora, Becca recorrerá la geografía española ayudando a la gente a superar sus fobias. 

Este nuevo trabajo le viene a las mil maravillas ya que su pareja de cinco años acaba de romper con ella por FaceTime. Si, por FaceTime. Pero Becca no esta sola, cuenta con Carla, su hermana, y Eli, su mejor amiga. Y os puedo asegurar que cuando estas tres se juntan, las risas están garantizadas. 

Becca se siente muy cómoda con su nuevo equipo de trabajo, o al menos con Bruno e Ingrid. Sin embargo con Axel, el cámara y editor del programa, las chispas saltan desde el primer momento. Es independiente, arrogante, enigmático,  y tremendamente sexy. Sus malos modales hacia Becca no pasan desapercibidos para ningun miembro del equipo. Pero... ¿Es una coraza o realmente es así? Becca lo descubrirá. 

Esa relación de tira y afloja que surge entre ambos mantendrá al lector en vilo durante toda la novela. El ritmo no cesa ni por un instante. Becca es tan peculiar, carismática y tiene una personalidad tan arrolladora que no deja indiferente a nadie. Ni su pelazo tampoco. 

El diván de Becca destila ironía. Es fresca, divertida, tiene chispa... Un soplo de aire fresco, espontáneo y sincero que me ha cautivado. Lena Valenti derrocha ingenio, tejiendo una trama intensa donde los diálogos son ágiles y las situaciones alocadas no cesan. No es un libro erótico, aunque si tiene momentos de lo más "picantes". 

La primera parte de la trilogía El diván de Becca es arrebatora, disparatada, de alta intensidad emocional e ingenioso humor. Y en parte es gracias a su protagonista que despliega un irresistible encanto allí por donde pasa. Yo he caido en sus redes... ¿Y tú?

"No es fácil hurgar en las heridas. Las fobias nacen por algo que no ha sido superado, por algo que tu mente relaciona constantemente con el dolor, con el miedo, con la inseguridad... Para un ser humano, tener una fobia es saberse débil ante algo, y es una sensación desagradable, sobre todo en una sociedad que te obliga a ser duro y resistente para superarlo todo. Pero nadie está hecho de piedra. Y eso es lo que trato de hacer entender a mis pacientes, que no somos peores por dejarnos llevar por el miedo, que no es ninguna vergüenza. Esa reacción solo indica que somos humanos, porque, al fin y al cabo, no es valiente el que carece de miedos; valiente es el que afronta los miedos y día a día se levanta para hacerles frente"

* Gracias a la editorial DeBolsillo por el ejemplar