jueves, 20 de agosto de 2015

La ciudad de las cien torres...

...O también conocida como la ciudad dorada. Praga, capital de la República Checa, es el escenario perfecto de un cuento de hadas. Un lugar que te envuelve, te cautiva, te atrapa.



Que adoro la literatura, es evidente. Pero lo que no todos sabéis es que soy licenciada en Historia del Arte y una apasionada viajera. Descubrir ciudades, conocer culturas y perderme por museos es una debilidad a la que sucumbo con facilidad. Y aunque soy consciente de que este es un blog literario me voy a permitir la licencia de dedicarle una entrada a esta fascinante ciudad en el corazón de Europa y que tan bien me ha tratado estas vacaciones. 

Praga nace con los Boios, un pueblo celta del que deriva el nombre de la región de Bohemia. Posteriormente pasarán por estas tierras los germánicos, los eslavos y los avaros, siendo ya en el siglo X cuando se establecen unos mercaderes en torno al castillo de los Premyslidas, dinastía que se encarga de unificar las diferentes tribus que existían. Uno de sus mayores periodos de esplendor fue de la mano de Carlos IV de Alemania y I de Bohemia, cuando la ciudad se convirtió en la capital del Sacro Imperio Romano. Con los años paso a formar parte del Imperio austrohúngaro, cayendo este en la Primer Guerra Mundial. Entonces se crea el estado de Checoslovaquia y Praga se convierte en su capital. Sin embargo, en 1939 fue invadida por el ejército nazi y al finalizar la Segunda Guerra Mundial, pasó a estar bajo un régimen comunista hasta 1989, cuando triunfó la Revolución del Terciopelo. 

La ciudad de las cien torres atesora un rico patrimonio artístico. Entre sus principales atractivos se encuentra el Reloj Astronómico de origen medieval más famoso del mundo. Fue construido en 1490 por el maestro relojero Hanus al que según cuenta la leyenda, le dejaron ciego para garantizar así que no existiese otro reloj igual. Cada hora en punto se produce el famoso desfile de los doce apóstoles, mientras cuatro esculturas que representan el Turco, la Avaricia, la Vanidad y la Muerte les acompañan. Al finalizar suena el canto de un gallo.

La Plaza de la Ciudad Vieja es de las más bellas de Europa. Un autentica joya. Rebosante de vida y muy, muy acogedora. Custodiándola, la iglesia de Nuestra Señora de Týn, de estilo gótico, cuyas dos torres afiladas se alzan desafiantes, orgullosas de su belleza. Pasear por el entramado de calles del centro histórico de la ciudad es un viaje al pasado. Hay mucho por descubrir en Praga, una ciudad con aires medievales. De visita obligada es el barrio judío con las seis sinagogas que aun se conservan y un sobrecogedor cementerio. Y el toque contemporáneo lo pone la Casa Danzante de Vlado Milunic y Frank Gehry de estilo desconstructivista e inspirada en los bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers.

Praga esta bañada por las aguas del río Moldava y las mejores vistas de su paso por la ciudad y sus puentes son desde el Parque Letná. La Ciudad Vieja (Staré Mesto) se une a la Ciudad Pequeña (Malá Strana) por uno de los puentes más coquetos del mundo, el Puente de Carlos. Majestuoso, con sus más 500 metros de largo y sus 30 esculturas, es lugar de encuentro de artistas y artesanos que ofrecen sus trabajos a los miles de visitantes que recibe la ciudad. El puente debe su nombre al monarca Carlos IV, quien puso la primera piedra en 1357.
 
Y en la otra orilla del Moldava, se alza el Castillo más grande del mundo compuesto por un conjunto de palacios y edificios conectados por pintorescas calles. Por su situación privilegiada, se convirtió en la residencia de los Reyes de Bohemia. Entre los edificios que conforman el castillo destaca la Catedral de San Vito que alberga en su interior la tumba de Wenceslao IV, las Joyas de la Corona y la que posiblemente sea una de las vidrieras más bellas del mundo. Realizada por el artista Mucha, la vidriera llama la atención por el intenso color y la definición de las figuras. Detenerse ante ella es un viaje sensorial por cada poro de nuestra piel. Y en cuanto al entramado de callejuela, destaca una muy especial, el Callejón del Oro. En sus casitas de colores vivieron orfebres que trabajaban el oro para el rey. Sin embargo, su inquilino más famoso fue Franz Kafka. Entre 1916 y 1917, en el número 22, uno de los escritores más sorprendentes de todo los tiempos. Y si, no es nada difícil adivinar que esta amante de los libros no pudo salir de ese Callejón sin "La metamorfosis" en sus manos. 



5 comentarios:

  1. Sería genial visitar Praga!!! Hola si.. os apetece pasaros por mi blog...os encontraréis con relatos inacabados...1000campanas.blogspot.com.es

    ResponderEliminar
  2. ¡Holaaa!

    ¡Qué alegría volver a verte por aquí! ^^ Me alegro mucho de que te haya gustado tanto Praga. Yo fui hace unos tres años y me encantó <3 Como bien dices, es una ciudad de cuento de hadas, me has robado las palabras jaja. Me ha gustado mucho esta entrada a pesar de que este sea un blog literario. Yo también soy una apasionada de los viajes, pero este año ha tocado quedarse en casita. Todo sea por una buena causa el año que viene (buena causa = viaje grandioso =P).

    ¡Un besazo!

    ResponderEliminar
  3. Hola, no he estado pero por las fotos parece maravilloso. Con tu licenciatura seguro que ves las cosas desde otro punto de vista, mas técnico, besos.

    ResponderEliminar
  4. Hola!
    Prácticamente no salgo de la isla, pero se ve tan preciosa Praga.. Yo quiero viajar!!
    Sería como tu, me encanta admirar todo, en especial las catedrales, torres..

    Un besazo.

    ResponderEliminar
  5. Hace mucho que la visité y me dejó impresionada. Es preciosa. Besos.

    ResponderEliminar