A pesar de las dificultades hay que seguir adelante. El café de los corazones solitarios de Milly Johnson es una historia sobre segundas oportunidades, amistades inesperadas y amores verdaderos.
Carla Pride acaba de quedarse viuda, pero lo peor de todo ha sido descubrir que su marido, Martín, no era el hombre que ella creía. Tras enterarse de su engaño, no tiene más remedio que enfrentarse a las consecuencias y continuar su vida lo mejor que pueda.
Molly Jones bastante tiene con su hijo y con su nuera... Hasta que aparece su marido, tras años de abandono, dispuesto a corregir los errores del pasado.
Will Linton está arruinado. El banco no quiere renovarle el préstamo que mantiene su empresa a flote... Y cuando creía que ya no podía irle peor, su mujer lo abandona.
El Café de la Esquina, regentado por la encantadora Leni Merryman, se convierte en un lugar de peregrinaje para sus protagonistas, donde comparten confidencias, decepciones e ilusiones...
¿Algunas vez habéis tenido la sensación al terminar un libro de que no sabéis si os ha gustado o no? Así me quede: pensativa en el sofá. Durante su lectura pase de la adición al desinterés y viceversa con cierta facilidad. Si de repente parecía conectar con todos los personajes, al día siguiente la historia había perdido el interés. A lo mejor fueron las altas expectativas, quizás que no fuese el momento adecuado para su lectura o simplemente que existen novelas que amenizan algunos días de nuestras vidas sin dejarnos una huella imborrable.
El café de los corazones solitarios nos cuenta la historia de cuatro personajes que no se encuentran precisamente en el mejor momento de sus vidas. Todos tenemos un pasado, y a veces es una losa que "pesa" demasiado. Y cuando la vida nos castiga, no hay de otra, sólo queda reinventarse. Perdonar, olvidar y evolucionar es el mensaje que nos transmite Milly Johnson en esta novela.
La cafetería de la amable y cariñosa Leni se convierte en el lugar de encuentro de Carla Pride, recientemente viuda; Molly Jones, con dos matrimonios fallidos y una nuera de lo más impertinente; Will Linton, un hombre de negocios en la completa ruina; y Leni Merryman, la dueña del café. En torno a ellos, giran otros personajes que irán cobrando relevancia según avanza la trama como el señor Singh, un jubilado cirujano o el joven Ryan O'Gowan, un adicto a la literatura pese a pertenecer a una familia donde los libros no son más que objetos insignificantes.
El café de la esquina es la válvula de escape para todos ellos. Un lugar tranquilo, donde se respira ternura y la compañía es más que apetecible. Además de tomar un café, se pueden adquirir artículos de papelerías inspirados siempre en la literatura, auténticos caprichos que hubiese adquirido si llego a pisar el café. Así no es de extrañar que al pasar por la puerta de ese café, los problemas se disuelvan entre pasteles deliciosos y conversaciones inteligentes sobre obras capitales de la literatura de todos los tiempos. Sin lugar a dudas, lo más destacado de la novela.
La edición es una preciosidad. Los colores empleados para la portada transmiten perfectamente el espíritu de ese peculiar y entrañable café. La historia es sencilla y está narrada con cierta frescura. Los capítulos, muy breves, facilitan su lectura. Pero apenas hay giros inesperados lo que hace que la trama sea bastante predecible. Y aunque los personajes están muy bien definidos, tan sólo Molly llegó a calar en lo más profundo de mi ser.
"Porque a veces uno pierde la perspectiva de las cosas sin darse cuenta -respondió Leni-. El tiempo y la distancia nos ayudan a recuperarla"
"Las cosas siempre van a mejor. Al fin y al cabo, cuando tocas fondo, no puedes ir a ninguna parte, salvo hacia arriba"