La fuente de oro

La fuente de oro de Juan Pedro Cosano es una novela sobre el amor desmedido, arrollador, abrasador, salvaje... Si, lo es, pero también es un retrato social de los años treinta y cuarenta en España. Y un viaje por el Jerez vinícola, de cuyas tierras emanan esos apreciados caldos.  En definitiva, una historia para saborear lentamente... como los buenos vinos. 

Resumen

Una sociedad a punto de cambiar para siempre

Jerez de la Frontera, años treinta: Beltrán de la Cueva, carismático y ambicioso, heredero de una de las sagas bodegueras más importantes de la ciudad está comprometido con una joven de su clase. Pero en su camino se interpone una pasión inesperada: la que siente por la bellísima Lele Gavilán, una de sus empleadas. 

El destino siempre tiene la última palabra

Lo que podría ser la historia banal del aristócrata que seduce a la joven inocente tiene una deriva que dejará sin aliento al lector: el curso de los acontecimientos dará un giro extraordinario, movido por el viento de la historia y sus dramáticas circustanvcias pero, sobre todo, por causa del carácter indomable de Lele. 

Un Downton Abbey a la española. 

Impresiones

Ambientada en Jerez, La fuente de oro nos cuenta la historia de una familia de rancio abolengo, los De la Cueva, dueños de las bodegas Beaumont.  El joven Beltrán de la Cueva, tras el fallecimiento del cabeza de familia, abandona sus estudios en Madrid para dirigir las bodegas familiares, su fuente de oro. Pero el resto de los miembros del Consejo de Administración desconfían de su capacidad, pues es conocida su fama de vividor y mujeriego. Para conseguir la totalidad de las acciones del negocio familiar y así poder desempeñar sus labores sin restricciones deberá emplear todas sus malas artes, algo que no dudará ni un segundo. 

Estructurada en cuatro partes, la historia transcurre en diferentes contextos temporales desde 1929 a 1940, aunque intercala algunos saltos temporales. La narración ofrecerá las vivencias de ambos protagonista, ofreciendo al lector la posibilidad de profundizar en los sentimientos de ambos, y no solo en como uno de ellos vive la historia. 

Beltrán es un joven tremendamente ambicioso de pelo dorado y ojos verdes. Un adonis que encandila por donde pasa, pero que parece inmune a los sentimientos del corazón. Hasta que conoce a la humilde, inocente y dulce Mercedes Gavilán, Lele para sus amigos. Un diminutivo que le viene como anillo al dedo, porque es alegre y pizpireta. Y una belleza andaluza de rasgos perfectos. La llama de la pasión surgirá entre ellos nada más conocerse, pero son de mundos tan distintos, son personas tan diferentes, que parece imposible no terminar abrasados por ese fuego incontrolado que nace de lo más profundo de sus entrañas.

Mientras Beltrán se hace con el control absoluto de bodegas Beaumont, Lele trabaja como doncella en casa de una viuda de cierto prestigio y al finalizar su ardua jornada laboral, recorre las calles de Jerez de la mano de Antonio Berea, un joven lechero con ideas revolucionarias que la adora. Pero su vida, su sencilla y humilde vida, está a punto de cambiar. Un día es acusada injustamente de robar en casa de su señora. Ultrajada su dignidad, sin consuelo posible, el abogado de la familia De la Cueva, que se apiada de ella. Y en este punto se cruzarán sus destinos. 

Pero La fuente de oro no es sólo una historia de amores prohibidos, de lucha contra las adversidades y convicciones sociales... No. Es mucho más. Juan Pedro Cosano perfila un telón de fondo al mínimo detalle. En este sentido, la novela nos invita a adentrarnos en una época convulsa, con continuos enfrentamientos políticos como la dimisión de Primo de Rivera, las huelgas para mejora las condiciones laborales de los obreros, la quema de iglesias...que desencadenarán en una Guerra Civil entre hermanos, entre españoles. Un telón de fondo que envuelve la trama otorgándole gran realismo al igual que las exhaustivas descripciones de los lugares por los que transitan los personajes. Jerez, Gibraltar, Sevilla y Madrid son los escenarios principales de la novela.  

Además, el autor realiza un retrato social perfecto de un pueblo sumergido en la miseria y de los privilegios de una alta sociedad sin límites, ni económicos ni morales. Y este contexto social en el que se desarrolla la historia de amor le otorga tal realismo que si bien Beltrán y Lele son personajes de ficción, bien podrían haber sido reales. 

Os decía antes que es una novela para saborear lentamente. Y es cierto, debemos detenernos en sus entresijos y recovecos pues esconde muchos matices... Sin embrago, no será tarea sencilla, pues es la típica historia que incita al lector a devorarla. Juan Pedro Cosano sabe crear esa necesidad en el lector de querer saber más sobre sus personajes, y en especial sobre Beltrán y Lele. Y precisamente esta es la única pega que le puedo poner a la novela, pues me ha dejado con demasiadas ganas de saber más sobre los personajes y lo que el destino les deparaba. No me ha decepcionado, no me vayáis a mal interpretar, sino que me sumergí tan profundamente en esta historia que podría haberme leído otras quinientas paginas tranquilamente.

Pero si la historia es deliciosa, no menos es su prosa. El estilo de Juan Pedro Cosano es rico y elegante, fino y exquisito, demostrando en todo momento su dominio del idioma. Y su definición de los personajes todo un acierto. A través de los años, veremos como Beltrán, ese joven alocado e irresponsable deja de vivir en la noche, para llevar las riendas de una de las bodegas más importantes de Jerez. Tiene que madurar a pasos agigantados y aunque muchas sombras lo acechan, consigue encontrar un rayo de luz, de esperanza. Y pronto aprenderá que pese a su poder, hay cosas que no puede controlar y conocerá de primera mano el dolor, la perdida, el desasosiego.

Por su parte, Lele es una joven humilde, dulce, de un candor encantador. Un ser puro. Vive con su familia en la calle Zarza, en un hogar sin lujos, pero donde es feliz. Y será esto precisamente lo que encandile a Beltrán, su pureza. Es ingenua, inocente... No tiene maldad, no busca dinero. Sólo queda prendada por ese joven de ojos verdes que la hipnotiza. Y no puede más que abandonarse a una pasión que sabe que la consume, pero de la que no tiene fuerzas para escapar. Es una mujer fuerte, pero su cofre de las ausencias es tan pesado que no puede con su carga. Y en esa búsqueda del perdón, en esa necesidad de encontrarse en la niña que fue, se perderá su felicidad. Por que aunque aparentemente lo tiene todo, carece de lo que más necesita. 

Traiciones, chantajes, conspiraciones... no faltarán en esta historia donde las alegrías son efímeras y las tragedias devastadoras. Ni tampoco los giros argumentales que nos dejarán con la boca abierta. La fuente de oro es una historia exquisita que derrocha ternura, belleza, emoción. Una novela que roza la perfección. Un amor inolvidable. 

Los primeros días de ese mes de enero de 1930 fueron, para Lele Gavilán, dichosos, llenos de venturas, casi de felicidad. Lo cual, se dijo cuando, tiempo después, volvió la vista atrás y recordó la bonanza de aquellos días, debió de haber sido, más que un motivo de complacencia, una señal de alarma, pues, aun a sus pocos años, sabía que los gozos, y más para los pobres, eran cosa infrecuente, y que la alegría era como una flor humilde a la que el barro del tiempo mancha y el viento de la vida enmustia y deshoja. 

* Gracias a la editorial Espasa por el ejemplar