¿Sabías que Barcelona tuvo el honor de abrir las primeras galerías subterráneas de Europa? Si, fue hacia 1940. La lujosa Avenida de la Luz fue todo un símbolo del cambio en una España sumergida en la posguerra. Y es el telón de fondo de El tiempo de la luz, la última novela de Silvia Tarragó.
Resumen
Desde su inauguración en 1940 como las primeras galerías subterráneas en Europa, la lujosa Avenida de la Luz es un espejo de los cambios de la Barcelona de posguerra.
Julia, una joven criada recién llegada a la ciudad, iniciará un romance con un revisor de tren de Sarriá y, años después, una pasión prohibida que le traerá terribles consecuencias. Ella será testigo de la evolución a lo largo del tiempo de la galería y de algunos de sus comerciantes como Rosita, hija de los dueños de la pastelería, que vivirá su primer amor con el acomodador del cine Avenida de la Luz, mientras sueña con el aprendiz de barbero, implicado en actividades políticas.
Una dama de misteriosa fortuna que abre una tienda de máquinas de escribir. Una perfumera que se relaciona con hombres poderosos del régimen. Un ferroviario que escribe poemas mientras pasea entre las columnas. Estos son los personajes que configuran un mundo que va cambiando, década a década, siguiendo el emocionante latido de Barcelona desde la posguerra hasta el final de los ochenta.
Impresiones
Siento predilección por Barcelona, una ciudad donde tengo muy buenos amigos. Volver a ella es siempre un placer aunque sea a través de las páginas de un libro. Y más aún si me desvela un acontecimiento histórico totalmente desconocido para mi como era la inauguración en 1940 de las primeras galerías subterráneas en Europa. Sí, caí en la tentación.
Julia es una joven humilde que llega a Barcelona escapando de la miseria de su pueblo. Su tía le ha conseguido un puesto como sirvienta del prestigioso Dr. Artiaga en el barrio de Sarria. Con ese sueldo podrá ayudar a su familia y ahorra, no sin esfuerzo, para contraer matrimonio en un futuro.
La llegada de Julia coincide con la inauguración de la Avenida de la Luz, las primeras galerías subterráneas de Europa. Estaba ubicada entre el triángulo que forman las calles Balmes, Pelayo y Cataluña. Tenemos que tener en cuenta que nos encontramos en plena posguerra, por lo tanto, la apertura de estas galerías se convierte en símbolo de ese ansiado cambio. Empieza a vislumbrarse cierta recuperación económica.
El tiempo de la luz nos propone un paseo por tres décadas de nuestra historia reciente de la mano de Julia y sus amigas, Rosita y Coral. Así conoceremos el nacimiento, esplendor y declive de la galería.
Julia aprovechará sus ratos libres para perderse por la galería, aunque en ella tuviese que limitarse a mirar, pues para una joven con tan escasos ingresos comprar un simple dulce era todo un lujo. Pero ello no le impedía visitar la galería y así es como conocerá a Rosita, la hija de los pasteleros, y a Coral, la pequeña de los dueños de la perfumería. Aunque Julia es algo mayor que las chicas pronto entablará una estrecha amistad con ellas. Esta relación le sirve a Silvia Tarragó para plasmar el papel de la mujer en aquella época.
Para llegar a las galerías, la sirvienta debe tomar el tren desde el barrio de Sarria al centro de Barcelona. Lo que no se puede imaginar es que en uno de esos viajes conocerá a Manuel, el revisor. Ambos comparte la pasión de la lectura. Y sin apenas darse cuenta, llegarán a compartir mucho más, pues Julia quedará prendada de la nobleza del ferroviario.
Narrada en tercera persona, El tiempo de la luz está estructura en tres partes, que coinciden con el nacimiento, esplendor y declive de la galería, el telón de fondo de esta novela. Además, cuenta con un epílogo. Asimismo, está subdividida en cincuenta capítulos relativamente breves.
Por su parte, el estilo de la autora es sencillo. Con una prosa ágil y fresca, se aleja de florituras que puedan distraer al lector, pero no se olvida de inyectar pequeñas dosis de poesía, siempre de agradecer. Así consigue una narración de gran fluidez pero también deliciosa.
En El tiempo de la luz, Silvia Tarragó nos introduce en la España de posguerra. Una época donde la opresión social es asfixiante. A la más mínima sospecha de ser contrario al régimen, tu sentencia está echada. Y para el éxito de esta empresa, los cuerpos de seguridad contaban con "informadores", hombres con mil ojos, pendiente a cualquier síntoma de deslealtad al régimen. Por supuesto, era un trabajo muy bien pagado.
Una ambientación magnífica, una prosa deliciosa y una historia que nos acerca a un acontecimiento bastante desconocido de la historia de la ciudad condal. Con estos ingredientes Silvia Tarragó teje El tiempo de la luz, una lectura sencilla, amena y muy entretenida que nos muestra la vida de tres mujeres valientes, pioneras en su época.
"La tarde que había acabado con él había decidido dejar la puerta de su dormitorio abierta. Ya no le importaba nada su honor, ni tampoco su futuro. Si la persona que creía más honesta del mundo había sido capaz de engañarla, pensaba, eso quería decir que nunca podría volver a confiar en ningún hombre. Y vivir así, recelando de todos, batallando contras las penurias y la pérdida de la gente, era una vida que no merecía ningún esfuerzo"
* Gracias a la editorial Umbriel por el ejemplar
No lo descarto, podría gustarme :)
ResponderEliminarPues creo que ya lo ví hace tiempo en otro blog y que me atrajo la historia de esos almacenes, el problema es el tiempo y todo lo que va saliendo y que hace que no podamos leer todo, pero en principio no me importaría leerlo si se cruza.
ResponderEliminarUn beso
Hola! La verdad es que tiene una pinta estupenda y no descarto leerlo. Muchas gracias por la reseña! Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarUn saludo!
He leído hace poco una novela muy parecida que cuenta la historia de las galerías de Santa Eulalia. Gracias por la recomendación. Besos
ResponderEliminarHola Erianod!!
ResponderEliminarPues no conocía el libro, pero me ha gustado todo lo que has contado, así que me voy a llevar anotado el libro :D
Gracias por la reseña!
Besos :33
Hola! Por el momento lo dejo pasar, no me termina de convencer y tengo demasiadas lecturas pendientes, si más adelante me animo ya te contaré. Un besote
ResponderEliminarA mi también me gustó mucho la novela. Tampoco conocía la historia de estas galerías y esa ciudad de posguerra y la opresión que se siente en sus páginas me conquistó.
ResponderEliminarBesos
Pues tiene muy buena pinta, y me llama muchísimo la atención la historia de estas galerías subterráneas. Lo apunto.
ResponderEliminar¡Besote!
De momento no me animo con él ;) Tengo muchos pendientes;)
ResponderEliminarQué buena pinta tiene! No me importaría leerlo.
ResponderEliminarBesotes!!!
No me importaría nada léerla.
ResponderEliminarhola,
ResponderEliminarpues de momento me la apunto porque has hecho que me interese, gracias por la reseña
besitos
También me gustó. Sobretodo descubrir ese pedacito de historia de mi ciudad. Un beso ;)
ResponderEliminarMe atrae muchísimo esta historia, creo que me podría gustar mucho. Lo tengo apuntadísimo.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Esta ya la había visto en otros blogs y me atrae bastante, si me cruzo con ella le daría una oportunidad
ResponderEliminarBesos
Pues sí que tiene buena pinta sí...Gracias por la recomendación. Besos
ResponderEliminarYo tampoco conocía esta historia de las galerías y me parece curiosa y diferente, así que en un futuro no descarto leerlo.
ResponderEliminarBesitos
Hola
ResponderEliminarHabía visto la portada por internet pero no termina de atraerme.
Gracias por tu reseña.
Besos.
Caerá. Con mucha calma y mucho tiempo por delante, pero caerá. Me encanta la cubierta, por cierto
ResponderEliminarBesos
Ains, la portada ya es atractiva y lo que nos cuentas en tu reseña, más todavía. Apuntada queda. Besos.
ResponderEliminarCon ganas de leerla, un beso
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