Hierro y Seda

Violeta Otín teje una historia de amor sincero, ese que nace de lo más profundo de nuestro corazón y lucha incansable ante las adversidades. Un amor que no entiende de culturas ni razas. Hierro y Seda nos invita a descubrir el cálido romance de Jizhu, jefe de los bárbaros, y Lirio, la concubina del emperador chino, en las frías y áridas tierras de la estepa de Asia Central. 

Resumen

Todas las lujosas sedas, jade, oro y demás riquezas que atesora el palacio de Weiyang no compensan la humillación que sienten las concubinas que no gozan del favor del emperador. Para Lirio, cada día transcurre con el mismo tedio que el anterior, y parece resignada a que su belleza termine por marchitarse algún día sin haber cumplido con su deber. Por ello, cuando el emperador la llama a su presencia, siente que el anhelado momento ha llegado. Sin embargo, los planes del emperador son muy distintos: Lirio va a ser entregada al nuevo rey de los bárbaros, en un intento desesperado por sellar la paz. 

Desde el corazón de las estepas de Asia Centra, Jizhu Laoshang ansía demostrar a todo su pueblo que posee la astucia, la fuerza y el extraordinario valor de su padre, el gran Maodun. Renovar los lazos de amistad con China no representa ningún interés para él, convencido de que la firmeza y la mano dura son el único camino para ganarse la lealtad de los suyos. Pero todo cambiará al conocer a la que ha de convertirse en su nueva esposa. Aunque Lirio representa todo lo que él desprecia, los dos se verán arrojados a una pasión que hará que sus anteriores creencias se tambaleen. Lo que Jizhu será incapaz de imaginar es que ella encierra un secreto, uno que podría destruirlos a ambos. 

Impresiones

MonTse del blog Amor y Palabras me tentó hace unas semanas a leer Hierro y Seda de Violeta Otín, una de las últimas novedades de la editorial Escarlata. Y a mi que las LC no me gustan nada (notese la ironía) pues... ni me lo pensé. Hacía una eternidad que no me sumergía en una historia ambientada en Oriente y me pareció la oportunidad perfecta. 

Ser concubina del emperador era motivo de orgullo para la chica y su familia. Todo un honor. Sin embargo Lirio se siente desgraciada en el palacio Wiyang, en la ciudad de Chang'an, donde vive desde que fue entregada por su familia para honrar al emperador Huangdi. No aprueba las intrigas de la corte, se siente sola y le atormenta deshonrar a su familia. Desde pequeña, su madre le decía que en su interior anidaba demasiado fuego. Y es precisamente ese fuerte carácter el que le impide entrar en el juego de "agasajar" a los eunucos para que "la tengan en cuentan" y así llegar al emperador. Su dignidad no le deja arrastrarse de esa forma, por lo que sólo le queda pasar los días disfrutando de los más ricos manjares, sedas y joyas, alejándose todo lo posible de las intrigas, sobornos y accidentes fortuitos que se suceden constantemente en el palacio de las concubinas. Eran tiempos difíciles para las mujeres, obligadas no sólo a callar, si no también, a no pensar. Mujeres floreros que decoraban las estancias, calentaban las camas y sumisamente desaparecían para no dar el mínimo problema. Para alguien como Lirio vivir así no es fácil. Se siente en una jaula, ella es de espíritu libre. Parece que la felicidad no está escrita en su destino... ¿O está equivocada? 

Sólo un breve encuentro fortuito bastó para que el jefe de los bárbaros quedará rendido ante la belleza de Lirio. Los rasgos, dulces y delicados, de la joven china no se esfumarán de su mente ni un sólo segundo. Pero debe volver a su hogar, es el jefe del clan, está en una misión... se debe a su gente, a su pueblo. 

Tanto Lirio como Jizhu guardaran ese recuerdo, ese breve instante juntos, como un tesoro, con mimo, para que el tiempo no lo borre. Es impensable que sus caminos tan distantes puedan volver a cruzarse. Pero así de caprichosa es la vida y el emperador chino ofrecerá a Lirio como "esposa" a Jizhu. Pero ese "regalo" está envenenado, forma parte de una intriga imperial y sólo la han elegido a ella por ser la menos respetable de todas sus concubinas. Sin tiempo para asimilarlo, Lirio se ve envuelta en una misión que consistirá en facilitar información valiosa sobre los bárbaros a su patria, para así acabar con ellos. Así es como Lirio comienza su propia guerra, sin armas ni valientes guerreros, si no con sus sentimientos y con el corazón como campo de batalla. ¿Será capaz de traicionarse a sí misma? 

De la mano de Violeta Otín nos adentraremos en el mundo de los Xiong, conoceremos sus costumbres, la dureza de su carácter y su fortaleza de espíritu. Son gentes capaces de sobrevivir en un clima duro, en unas tierras hostiles...  

Para crear Hierro y Seda, la autora se ha inspirado en un hecho histórico. Entre los años 174 y 158 a.C, Jizhu Laoshang reinó en las estepas de Asia Central, consolidando el vasto imperio que heredó de su padre. Con la intención de sellar la paz entre los bárbaros y los chinos, el emperador de estos últimos le ofreció la mano de una de sus princesas. Aunque la figura de Jizhu es histórica y está documentada, no sucede lo mismo con la princesa, de la que ni el nombre se sabe. Este acontecimiento real le sirvió a Violeta Otín para dar rienda suelta a su imaginación, creando esta historia de amor tan dulce como sensual. 

Hierro y Seda es una de esas historias que deben ser saboreadas lentamente, dejando las prisas para otro momento. No es adictiva, no hay necesidad de devorarla... es una viaje apacible, tranquilo. Personalmente, he echado de menos algo de más intensidad en la trama, pues todo sucede lentamente, con esa sensación de estar cumpliéndose los designios del destino... Pero es demasiado predecible, no hay ni un sólo giro inesperado, y el final queda bastante abierto. Los personajes se muestran cercanos al lector, desnudando su alma, mostrando sus más secretas pasiones y oscuros miedos. La prosa de la autora es elegante, sencilla, sin tecnicismo que compliquen la lectura... Y las escenas de amor tratadas con un gusto exquisito. Todo un acierto. 

"Lirio adelantó la cadera hacia él, rozándole, y despertando su deseo. Se besaron con intensa urgencia, revelando todo cuanto sus palabras callaban aún. Un sol tibio lamía sus cuerpos sin entrometerse, mientras una repentina brisa azotaba la seda que cubría a la princesa y le enredaba el pelo, entrelazandolo con la negra melena del guerrero. Transcurrieron varios minutos así, disfrutando de la cercanía del uno del otro, de su intimidad, como podrían haber transcurrido horas, o días, o por qué no, toda una vida"

* Gracias a la editorial Escarlata por el eBook